4 de noviembre de 2018

ABRIENDO VENTANAS


Te empeñas en buscar siempre en la dirección equivocada.

Cuando no hay necesidad de hablar o escribir es mejor no forzarlo. Mucho tiempo sin aparecer por aquí y creedme que en alguna ocasión lo he echado de menos y lo he intentado, pero las palabras no salían. Tal vez por esa falta de necesidad de hablar, de ser escuchada.

El silencio se está haciendo cada vez más presente en diferentes contextos de nuestras vidas. Aunque no es un silencio forzado o doloroso, se produce por necesidad de estar con uno mismo.

¿Que este mundo se está volviendo egoísta? Probablemente, pero esto tiene algunas connotaciones positivas como por ejemplo estar pendientes más de uno mismo y no de los demás.

Con esto no quiero decir que no debamos cuidar y alimentarnos de nuestras familias, amistades, pareja.
Son nuestras alas y sin ellas no seríamos nadie. Al menos yo.

Hay silencios necesarios y respetuosos. Necesitamos de él para poner las cosas en su lugar y darnos la oportunidad de seguir.

Cuando tienes una edad ese silencio puede hacerte sentir incómodo. Estamos acostumbrados a tanto ruido a nuestro alrededor que en cuanto nos sentimos solos huimos despavoridos de él y volvemos a ese ruido aunque nos resulte incómodo. 

Han pasado un par de años y ese silencio ha sido toda una herramienta de aprendizaje y conocimiento de mí misma. Poder saber quién eres, qué tienes, qué no quieres y lo realmente importante, a quién necesitas en tu vida, ha sido todo un descubrimiento. 

Jamás estuve callada, pero sí menos habladora. Tal vez perdí parte de mi espontaneidad, pero no mi esencia. Puede que eso sea lo que algunos llaman, madurez. Seguiremos dejando que las cosas pasen y nos hagan sentir vivos.

Estoy sentada en el suelo junto con las últimas cajas, el silencio me rodea y solo puedo escuchar desde dentro un GRACIAS. 

Se perdieron algunas personas en este camino, volvieron miradas del pasado y lo más importante, sigo llenándome de sonrisas y buenos momentos.

Un nueva ventana se abre y aparece un nuevo paisaje en el que sigues estando tú.

Anuska.


17 de marzo de 2018

UN LIBRO


Un libro que no te deje ileso,
un libro que sepa leerte,
que sea espejo y ventana,
paisaje, redención.

Un libro infinito.

Un libro que nos desate las muñecas,
que no pase de largo,
que apague la barbarie.

Un libro que nos destroce
y a la vez nos deje renovados,
como el hueso que el cirujano rompe
para ser reconstruido.

Un libro que nos ayude a afrontar la realidad,
que sepa como un mapa,
que nos explique qué senda debemos elegir.

Un libro que forme parte de la eternidad.

Un libro por el que merezca la pena morir,
un libro que te haga libre,
que te cuente tu vida,
por qué dolió,
un libro que ofrezca una respuesta.

Un libro que llegue a lo profundo.

Un libro cincuenta por ciento entrañas,
cincuenta por ciento experiencia,
un libro que abrigue a quien sufre y sepa dar luz
a la joven que precise una linterna
cuando su corazón se quede a oscuras.

Un libro que te mire y te seduzca,
que cuando metas los dedos entre sus piernas 
el orgasmo lo tengas tú.

Un libro que, sin ser la vida,
alcance a merecerla,
un libro que nos salve de los monstruos,
que parezca una casas en la que entrar,
un lugar donde quedarse.

Porque los libros no se quedan en nosotros,
somos nosotros quienes nos quedamos a vivir en ellos.

El libro que recoja los principios,
el libro que reúna los finales,
un libro que tenga puerta de entrada,
pero del que de ningún modo 
encuentres
la manera de salir.

Marwan.
#LosAmoresImparables 

Si quieres sentir todo eso, te invito a leer uno de sus libros.


18 de febrero de 2018

DE VIVA VOZ


"De viva voz, entonces,
no me atreví a decir que en ti veía
algo de mi futuro,
por miedo a una respuesta demasiado íntima.
Hoy -desde lejos-  ya puedo ser sincero
y egoísta,

añadiendo: goza por muchos años,
sé feliz todavía."

Jaime Gil de Biedma.

Foto vía GLAS-8

2 de enero de 2018

LOS DÍAS FELICES



" Y que si el ser humano quiere saber cómo es su vida, solamente tiene que observar su día de cumpleaños cada cinco años desde la mañana hasta la noche: en qué cama se despierta, qué hace durante la jornada, con quién se relaciona, de qué van sus conversaciones, qué personas están alrededor de su tarta, qué regalos recibe y en qué circunstancias vuelve a cerrar los ojos para dormir. Porque cada cinco años, dijo aquel sabio, el mundo cambia, y cuando uno se quiere dar cuenta, es otro."

Primero días del nuevo año que casi siempre están destinados para elaborar nuestros nuevos propósitos y hacer balance de todo aquello que vivimos en el año que se acaba de ir. 

Hay dos tipos de personas, aquellas que hacen balance de su año vivido cuando llega el 1 de Enero y otras, que lo hacen al cumplir años. Cuando cumples años el último mes del año es una época perfecta para hacer balance del año vivido. 

Supongo que os pasará a todos, es un día como otro cualquiera, pero el idóneo para recordar a aquellas personas que siempre están ahí, a los trasnochan esperando para  mandar ese mensaje de felicitación a las 00:01 y demostrarte que no necesitan un recordatorio de Facebook para tenerte presente en tu día. Recordar aquellos mensajes que te dan los buenos días y te desean lo mejor, a esas llamadas de teléfono que te traen de vuelta voces en la distancia que tanto añoras. Y quedarte esperando ese mensaje que nunca llega. Y cuando digo, nunca llega, es nunca.

Es ese día en el que comprendes quién está, quién se fue y quién nunca estuvo. Es ese día en el que das gracias por los que te rodean, por los que quieres tener cerca y con los que deseas celebrar con un brindis su compañía. 

Es ese día en el que te das  cuenta que algunos mensajes han perdido intensidad y emoción, aunque sigan ahí. Y es ese día en el que te sorprenden, porque siempre hay alguien que lo hace.

Pero es solo un día, solo uno. Y no sé vosotros, pero yo no me conformo con uno. Yo quiero que estén y estar con ellos muchos más. 

Así que si se olvidan de ese día, no se lo tengas en cuenta, o sí. 
Todo depende de ti.

"Los días más felices no han llegado."
Pablo Alborán


Anuska.