Hoy paso por aquí para decir GRACIAS a todas esas personas que ocupan un poco de su tiempo para leer Instantes Eternos.
Con la entrada de ayer, NO QUIERO, superamos las 4000 visitas. Y digo superamos porque vosotros sois una parte muy importante de este rinconcito en donde nos encontramos de vez en cuando.
Gracias por acompañarme en esta aventura que inicié el pasado mes de Junio y que solo pretende acercaros un poco a la literatura y a ese mundo mágico que se encuentra escondido entre las páginas de un libro.
Espero que el 2016 esté cargado de grandes historias y que puedan ser contadas.
No quiero lugares llenos de gente vacía. No quiero la compañía de personas que desconozco. No quiero mirar a unos ojos sin poder ver. No quiero un amor civilizado. No quiero un café amargo. No quiero una vida sin almohada. No quiero unas manos calientes con corazón destemplado. No quiero estar sin ser. No quiero un trabajo sin ilusión. No quiero amar sin confiar. No quiero colegio sin recreo. No quiero ser recuerdo si existe un presente. No quiero un piropo si detrás no hay respeto. No quiero cubrir ausencias de personas que quiero. No quiero ni blanco ni negro. No quiero miradas que no me reconozcan. No quiero encontrar nada más, nadie más. No quiero dejar mi sonrisa ningún día atrás. No quiero niños sin futuro. No quiero cargar con maletas que no sean mías. No quiero dormir sin soñar. No quiero querer a medias porque no sé. No quiero descifrar silencios. No quiero vivir sin estar presente. No quiero pasar sin dejar huella. No quiero primaveras sin flores. No quiero veranos sin buscar el sol. No quiero otoños sin olor a tierra mojada. No quiero inviernos sin abrigo. No quiero parques sin columpios. No quiero un amanecer sin que suene la música. No quiero un domingo sin literatura. No quiero contemplar un atardecer sin escucharme por dentro. No quiero besos si no son ciegos. No quiero Navidad sin niños. No quiero regalos que se puedan envolver. No quiero caminos que no estén permitidos recorrer. No quiero un adiós sino un chao, hasta luego. No quiero. No. ¿Qué quiero? Varias cosas... pero no te las digo porque son mis deseos. Anuska.
A veces me pregunto adónde fueron a parar todas esas palabras que pensamos y nunca nos dijimos. ¿Quién sabe?, quizá se habían quedando flotando en el aire a la espera de caer algún día sobre un papel adecuado, a la espera de un disfraz de tinta que las hiciera visibles.
Se acerca el final de este año y me gustaría dedicar esta entrada al mejor libro que he leído este año... "Todos mis futuros son contigo".
Los que seguís habitualmente el blog os sonará su autor, Marwan.
Ya había tenido la oportunidad de leer su primer libro de poemas, "La triste historia de tu cuerpo sobre el mío", pero este segundo me dejó impresionada.
He de decir que si hace unos años me hubieran dicho que alguna vez leería poesía no lo hubiera creído. Siempre había relacionado la poesía con esos autores clásicos que no me transmitían nada en particular, pero un día por casualidad encontré a Marwan.
Tiene la capacidad de transmitir a través de su poesía aquellos miedos, sentimientos, dudas que todos sentimos en algún momento de nuestras vidas y que nos hacen ver que lo que sentimos en nuestro interior es algo muy común al del resto de los mortales.
Es otro libro de los de "a poquito", de esos que abres y te recreas un "Maldito Domingo", como diría el autor. De hecho, todavía un domingo que otro lo busco para encontrarme en alguno de sus poemas.
He tenido la oportunidad de dejar y recomendar a varias personas el libro y he descubierto que todos sentían lo mismo cuando lo terminaban.
Alguien me decía: "Llevaba tiempo que un libro no me removía tanto por dentro", y es así. Su poesía cercana y directa os hará remover por dentro todo aquello que el día a día no nos deja escuchar.
Entre sus páginas hay verdaderas obras de arte. Os dejo solo una muestra y esta vez os invito a que os hagáis un regalo por estas fechas y os compréis el libro. Os aseguro que os encantará.
COMO EL ZAPATO DE CENICIENTA
Dejamos de vernos.
La vida me la arrancó de los ojos
y cómo explicarlo,
se me quedó un hueco con su figura en la mirada
con la forma de su cuerpo tallada,
como si la realidad la hubiera sacado a empujones de mis ojos,
hasta vaciar el hueco que ocupaba.
Desde entonces se me hace grande la ciudad
porque todo consiste en no encontrarla,
ningún cuerpo encaja en esa vacante que dejó en mis retinas,
algo así como el zapato de Cenicienta
pero con su cuerpo y su mirada,
como un puzle que se completa solo si la miro.
Ningún perfil se ajusta
nadie tiene su tamaño
nadie ríe como ella.
Me he intentado meter a otras mujeres en los ojos,
encajarlas a la fuerza,
pero no sirve de nada.
Nadie cabe en los ojos de un amante
que solo espera la figura de su amada,
no hay curva ni modelo ni regalo
que los pueda rellenar.
¡¡¡Feliz Navidad para tod@s y mil gracias por vuestras visitas!!
Para estos días que vienen cargados de amigos invisibles os recomiendo que regaléis el libro de Dani Rovira "Agujetas en las alas".
Es un libro cargado de pequeñas historias de las cuales se desprenden grandes emociones y que nos harán reflexionar. Cada historia está acompañada por una bella ilustración de Mónica de Rivas.
No hace falta ser un gran lector para disfrutar de este libro ya que son de esos libros que llamo yo, "de a poquito". De los que solo tienes que leer una página al día para poder saborearlo. Lentamente. Sin prisas. De esos, que nunca se guardan en lo alto de la biblioteca porque sabes que tarde o temprano, en algún momento, tendrás la necesidad de releer.
Podría llenar el blog con muchas entradas de este libro pero creo que lo mejor es que lo descubráis por vosotros mismos.
- Yo también - le contesté, pero noté cómo le cambiaba el rostro...
- ¡No, no! - me recriminó-. Yo también no es un te quiero, no lo olvides, no lo olvides nunca.
- Te quiero mamá. ¡Te quiero! ¡Te quiero! - le grité.
Te quiero, quizá las dos palabras más complicadas de decir a un padre, quizá las dos palabras más complicadas de decir a un hijo. Sobre todo, cuando se ha superado la infancia y llega la adolescencia. Es como si, con el avanzar de los años, esas dos palabras tuvieran cada vez más letras. Se vuelven, sin razón aparente, más incómodas, mas complicadas...y se quedan escondidas en algún lugar perdido a la espera de utilizarlas con la pareja, es entonces cuando vuelven con fuerza desmedida.
Las utilizamos al besar, al hacer el amor, al abrazar, al apretar un cuerpo ajeno que sentimos propio. Pero pasan los años y, poco a poco, vuelven a perderse entre la rutina del día a día hasta que llega un hijo y, en la cuna, en la cama, en cada pequeño momento las vuelves a decir sin mesura...hasta que crece, llega la adolescencia y vuelven a desaparecer...Desaparecen y ya solo regresan ante hechos trágicos: ante una enfermedad, en la cama de un hospital, tras un accidente...justo cuando creemos que el tiempo se acaba.
Te quiero, dos palabras tan sencillas como complicadas, tan presentes como esquivas, tan pequeñas como el amor cuando se olvida, tan grandes como la felicidad que trae una nueva vida.
El jueves pasado fue mi cumpleaños y entre otras muchas cosas recibí estas palabras...
Quisiera arreglar esos días que se tuercen. Quisiera que esas veces que se te estruje el corazón verter más agua para que estuviese jugoso de nuevo. Quisiera que en los domingos de versos, libros, manta y nocilla, haya una caricia y un abrazo de los que anhelas. Quisiera tantas cosas que sueñas, que rebosan y se vierten como el agua de las fuentes, de cualquiera cercana a la Alhambra. Quisiera tantas otras cosas que no te las puedo contar. Por eso me quedo, por si me da tiempo y te lo puedo demostrar.
Seguramente esta vez no sea objetiva ya que el autor del libro es uno de mis favoritos, espero que me perdonéis...
Conocía perfectamente a Màxim Huerta ya que fue presentador de los informativos de madrugada en una cadena privada en mi etapa estudiantil. En esos años no sé si lo recordáis, estaba Xavier Sardá con sus Crónicas Marcianas, y a mi hermana y a mí nos encantaba. Era el momento del día para despreocuparnos de todo y echar unas risas con aquella trupe.
El programa conectaba con un chico joven, Màxim, para un avance informativo.
Más tarde se pasó a las mañanas y ahí coincidió con mi incorporación al trabajo y le perdí la pista.
Estos años atrás lo volví a seguir a través de las redes sociales y un buen día mi Chikita (una de mis amigas especiales) me comentó que se estaba leyendo el segundo libro que había publicado "El susurro de la caracola" y quedó fascinada. Así que tomé nota para posibles lecturas.
Mi interés llegó cuando publicó "Una tienda en París" y desde entonces quedé atrapada por la forma tan especial que tiene de presentar historias que recogen unos personajes llenos de emoción.
Tras este, llegó el que para mí es la mejor,"La noche soñada".
Me voy a permitir aconsejaros que si vuestras madres son lectoras y queréis hacerle un regalo especial, regaléis este libro. Os aseguro que la haréis feliz y quedaréis como unos hijos maravillosos. Siempre es bueno ganar puntos con ellas (os sonrío).
La historia de Justo es una de las más bonitas que he leído, llena de emoción y valores, esos que estamos perdiendo poco a poco.
Mientras Màxim anunciaba en sus redes sociales que se encontraba en París escribiendo su próxima novela, me puse a leer "El Susurro de la Caracola" que me recomendó Chikita. Os puedo decir que solo me duró varios días.Maravillosa.
Y llegó "No me dejes" y con ella uno de los personajes más mágicos que he descubierto , Dominique. Desde las primeras páginas la historia me atrapó y me obligué a parar el ritmo de mi lectura ya que quería mantenerla el mayor tiempo posible conmigo. No quería que fuese un libro fugaz, quería recrearme en cada frase. Esas frases.
A las personas que les haga el préstamo para que puedan disfrutarlo se darán cuenta que no he podido evitar llenar el libro de marcas para no olvidar la cantidad de frases y pensamientos que el autor hace en él. Algunas de ellas ya os las he dejado en alguna entrada por aquí.
La manera que tiene de transmitir los sentimientos, emociones y miedos de los personajes es sublime. Tiene esa capacidad de poner al lector como personaje principal de la historia ya que nos vemos reflejados en ellos.
Os dejo una de las últimas que señalé y os animo a leer a Màxim Huerta, no os defraudará.
"No te voy a decir lo típico de que el tiempo logra curar todas las heridas, porque no es así. Todas no se curan. Todos vamos cargados de cicatrices. A veces nos recuerdan qué es lo que no debemos volver a hacer, y otras que hicimos lo correcto: cortarnos. Sangrar. De hecho, no me fiaría de los cuerpos sin cicatrices...Pero todos no somos iguales"
En estos momentos Chikita está terminando "No me dejes".
Desde aquí le pido que en cuanto lo termine nos deje la frase que más le haya gustado del libro.
Te doy las GRACIAS por ser el canal que me llevó a las vidas de Teresa, Ángeles, Justo, Dominiqué...y por estar ahí fiel como esa luna que nos guía.
