11 de agosto de 2016

REFLEXIONES DE UN JUEZ DE MENORES


Esta vez no os traigo un libro sobre poesía ni una novela de las que estoy acostumbrada a leer. Cada cierto tiempo me gusta leer algún que otro libro que trate de temas actuales o problemas que rodean a la sociedad actual.
No, tranquilos, no voy hablaros de política, para eso ya tenemos bastante con la televisión.

Emilio Calatayud es Juez de Menores de Granada y se ha hecho popular por sus peculiares sentencias a los menores que han pasado por su juzgado. Como él mismo se define, "no estoy en ninguna asociación de jueces, aunque las respeto. No soy ni progresista ni conservador, sólo inconformista". 

El libro recoge sus opiniones expresadas a lo largo de estos últimos años en conferencias, entrevistas y ponencias. He tenido la oportunidad de escuchar varias de sus ponencias y si escucharlo es esclarecedor, leerlo es un verdadero placer.

Es un juez que apuesta por el tratamiento educativo y la reinserción social de  aquellos menores que comenten actos delictivos de menor grado, "aunque al menor se le prive de libertad, lo que interesa es que éste reciba un tratamiento educativo dentro del centro. E insisto: la privación de libertad ha de durar el menor tiempo posible o necesario. La normal general tiene que ser el "medio abierto" y lo excepcional la privación de libertad. Ese es el espíritu de la Ley. Otra cuestión, no menos importante, es saber si la sociedad está en consonancia con esa teoría de la Ley, porque a lo mejor ocurre que la sociedad es, en esencia, más vengativa que la Ley misma."

"Pero ¿cómo vamos a reinsertar a alguien que nunca ha estado insertado? ¿Cómo vamos a reeducar a un chaval que no ha recibido educación alguna? A lo mejor ocurre que, en lugar de intentar reeducar y reinsertar al menor, tendríamos que aunar esfuerzos para educar e insertar a los chavales, antes y después de cometer el delito."

Entre sus páginas resalta la responsabilidad de los diferentes sectores de la sociedad ante esta problemática, familias, amigos, centros escolares, maestros, asuntos sociales, jueces..."de ahí vienen muchos de los problemas de la delincuencia de la clase media, porque los padres van "tapando" una y otra vez a sus hijos y, tarde o temprano, eso se vuelve en su contra."

El juez realiza un análisis del sistema judicial actual en este país y presenta varios casos que han sido juzgados por él. Os voy a dejar uno de ellos que tras leerlo me ha devuelto la esperanza en la sociedad en la que vivimos, esa que de vez en cuando se empeña en enseñarnos su cara más amarga. 

"Un menor robó el bolso a una mujer extranjera, con el añadido de que llevaba en él más de trescientos mil euros en joyas. Después de muchas investigaciones, se consigue detener al chaval y se descubre que habían vendido todas las joyas por 240 euros. Se prosigue la investigación y se detiene al padre, al hijo y al comprador del botín. Pues bien, lo importante aquí del asunto no es la cuestión económica, puesto que la persona que lleva esa fortuna en el bolso la tiene más que asegurada. La cuestión es que la señora se empeña en que el chaval abandone el mundo del delito, ofreciéndose a pagarle toda la formación necesaria. Incluso estando aún pendientes de juicio y en proceso de investigación, se procedió a dictar una sentencia socio-educativa: aprovechando que el padre estaba en prisión, se le condena al menor a sacarse el graduado escolar en tres años, a aprobar el carné de conducir, a ingresar en Formación Profesional y conseguir un título de especialista en mecánica. Si él va cumpliendo con todos los requisitos, irá cumpliendo por tanto su sentencia. Evidentemente él no percibe dinero, pero los gastos que ocasiona los financia la señora que fue víctima de su robo. Actualmente, el chaval trabaja ocho horas diarias como repartidor en una empresa y estudia dos; si sigue esa evolución se sacará el graduado escolar. Después ya dependerá de él el aprovechar o no la oportunidad que se le brinda."

"No sé decir qué es para mí la libertad, pero no quiero que me la quiten."
Emilio Calatayud

Anuska.




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