1 de julio de 2017

LA CARNE

"Uno siempre está solo
pero 
a veces
está más solo."

Idea Vilariño

La vida a veces juega con nosotros y nos pone de frente aquello a lo que tenemos miedo. Nos encontramos cada día con algo que nos recuerda lo que debemos de afrontar o superar.

¿Os imagináis a alguien con miedo a estar solo y que cada vez que alguien pronuncie su nombre se lo recuerde?.

SOLEDAD.

La Real Academia Española de la lengua la define como...

* Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
* Lugar desierto, o tierra no habitada.
* Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo.

Al leerlas, no me extraña que la palabra Soledad tenga un sentido negativo, pero ¿os habéis fijado en la primera definición? Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.

Voluntaria. La soledad puede ser voluntaria, y si es así es positiva.

Todo ser humano tiene derecho y el deber de estar solo. El problema está en cuando no se sabe estar solo y necesitamos estar rodeados de personas para no sentirnos así.

Vivimos en un mundo de redes sociales, grupos de whatsapp, invitaciones a eventos, en el que nos sentimos más identificados con las personas que no conocemos y tenemos lejos, que con aquellas personas que tenemos cerca, en nuestro día a día. Somos más empáticos con aquello que vemos a través de una pantalla que con aquellos que hablamos frente a frente. Y la única causa de ello es que ya no hablamos cara a cara, somos incapaces de buscar a aquellas personas que nos importan, de mandar ese mensaje para preguntar...qué tal estás, tomemos una copa, no sé nada de ti.

No sé a vosotros, pero a mí me gusta la soledad, esa soledad voluntaria que me obliga a escucharme, a hacerme preguntas y responderlas, a compartir momentos que son solo míos, a perderme en una canción, en un libro. Pero también necesito de los demás, de los míos. Porque no concibo mi vida sin ellos, sin los días rodeados de niños, de las noches llenas de sonrisas, abrazos, y alguna que otra cerveza.

Y si quiero seguir teniendo eso, tengo claro que ellos necesitan saberlo. Necesitan que llame a su puerta para que sepan que los echo de menos, que los necesito, que los quiero. Pero cuidado, esto debe ser bilateral.
La familia, la amistad, el amor, se trabaja. Y si no lo haces, ten por seguro que se perderá. Como cualquier relación humana esto no se trata de una ecuación matemática, esto nunca será recíproco. Siempre alguien dará más, siempre alguien perderá y ganará más. Lo importante es saber que estarás ahí, que sigues ahí, incluso cuando haya silencio.

Hay personas que se quejan de estar solas, que se compadecen de su soledad. Me gustaría hacerles algunas preguntas...¿Has hecho alguna vez algo para no estar así?, ¿Has llamado a puertas para pedir auxilio?, ¿Has derribado muros, incluso los tuyos?. 

Piénsalo.

Si la respuesta es NO, busca opciones para cambiarlo, puede que tú mismo seas responsable de tu propia soledad. 
Mira bien, seguro que hay alguien dispuesto a ayudarte, solo tienes que ser valiente y pedir ayuda. Porque pedir ayuda se está convirtiendo en un acto de valentía y no de cobardía.

Y mientras te decides a pedir esa ayuda puedes disfrutar de la historia de Soledad. El personaje que describe Rosa Montero en su libro "La Carne".

Anuska.






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